LA FAMOSA PILDORA

La vida nacional, como todas las cosas, es cíclica. Todo va y vuelve. La polémica nuevamente se centra en la "píldora del día después". Esta vez porque los dueños de las tres cadenas que tienen el 97% del mercado se sienten violentados por tener que vender obligadamente la famosa píldora, situación que atenta con su libertad de conciencia (cristiana, benevolante, defensora de la vida).

El Gobierno defiende la medida y políticos transnochados de la UDI acusan al gobierno de totalitarista por permitir que la opción de no embarazarse esté a la mano de quien lo necesite.

En medio de esta discusión aparece la voz del pequeño gremio de farmaceuticos que no ha sido devorado por las grandes empresas: "Esta moral que han sacado los tres consorcios me llama poderosamente la atención porque si hay un mercado más amoral que este, es el farmacéutico".

Toda la razón el caballero ¿o no? Estamos llenos de dobles, triples y cuádruples morales. Desde laboratorios que sobornan médicos para que recomienden sus productos, pasando por doctores que se venden por algun seminario en un resort, a farmacias que lucran con la salud de la gente sobrevalorando muchos medicamentos.

Lo dice el abogado especialista en derecho comercial, José Santander: "Si solamente se atuvieran a razones estrictamente morales también en función de eso tendrían que analizar los precios de sus medicamentos, el acceso de los productos que comercializan a las personas de tercera edad, por ejemplo, tendríamos que caer en un cuestión más bien ética que tiene que ver con otros aspectos que las farmacias no necesariamente cumplen, por ejemplo la sobrevaloración de muchos medicamentos"..