16.3.08

EL FACTOR JARVIS

Anoche tuve ocasión de ver el show de Jarvis Cocker en el Caupolicán y sólo puedo decir que hace mucho tiempo que no me venía con una sonrisa de oreja a oreja tras un recital. El tipo estuvo increíble.

Mis expectativas no eran tan altas producto de la seudo-decepción que me llevé la semana pasada con Interpol en el mismo lugar. Sin embargo esta vez, me encontré con lo que se espera de un recital (cosa que los estadounidenses no entendieron): no sólo la correcta interpretación de las canciones de un disco, sino el valor agregado de estar en contacto con un músico o grupo, de ver un show que soprenda, que remezca.

Y este tipo sabe como conseguirlo. El ex vocalista de Pulp nos inyectó energía en cada canción con bailes desenfrenados, mucho histrionismo, comunicación continua con el público y una calidad vocal inobjetable. Y más encima el weón es simpático, cosa que ya habían corroborado periodistas que lo entrevistaron (se sacó fotos a diestra y siniestra).

El británico manejó los tiempos como quiso: las pausas, la conversaciones, los momentos intensos de cada canción. Y lo hizo de manera espontánea, sin gestos forzados.

No es un detalle menor señalar que nos mantuvo hipnotizados durante todo el show, pese a que su único disco solista tiene, con suerte, dos singles conocidos. Nunca necesitó recurrir a Pulp para capturar la atención, pese a que el respetable lo pidió en un par de ocasiones.

Pulp es un grupo que me gusta mucho, pero después del recital de noche debo decir que Jarvis se ganó un espacio en el olimpo (personal) de la grandes estrellas del rock.

Para muestra un botón: el cierre del show con Starman de D. Bowie.


(Fotos: Flickr de Cristian Soto L. y danielive.)